El libro con los recuerdos de Francisco sobre Benedicto XVI: “Para mí fue un padre”

El libro con los recuerdos de Francisco sobre Benedicto XVI: “Para mí fue un padre”

“El Sucesor”, el libro entrevista del periodista Javier Martínez-Brocal al Papa: “Siempre me defendió, jamás interfirió”.

Vatican News

«Benedicto era un hombre de gran mansedumbre. En algunos casos, ciertas personas se aprovecharon, quizá sin mala intención, y limitaron sus movimientos. Lamentablemente, de alguna manera, lo fueron cercando. Era un hombre muy delicado, pero no débil, era fuerte. Pero ahí, consigo mismo, era humilde y prefería no imponerse. Así que sufrió bastante». Estas son algunas de las palabras con las que el Papa Francisco recuerda a su predecesor Benedicto XVI, en el libro entrevista con el periodista Javier Martínez-Brocal (“El Sucesor”, Editorial Planeta), que sale a la venta el miércoles 3 de abril.

«Me dejó crecer -explica Francisco-, me dio paciencia. Y, si no veía clara alguna cosa, pensaba tres o cuatro veces antes de decírmelo. Me dejó crecer y me dio libertad para tomar decisiones». El Papa relató la relación que durante casi diez años de convivencia en el Vaticano le unió al emérito: «Daba libertad, nunca se entrometió. Por ahí, en una ocasión en que hubo una decisión que no entendía, me preguntó al respecto con mucha naturalidad. Me dijo: “Mire, yo no entiendo esto, pero la decisión está en sus manos”, y yo le expliqué los motivos y quedó contento». Francisco explica en el libro que su predecesor nunca se opuso a ninguna de sus decisiones: «Él nunca me quitó el apoyo. Quizá hubo alguna cosa que hice con la que él no estaba de acuerdo, pero nunca lo dijo».

El Papa recordó también las circunstancias de su adiós a Benedicto el miércoles 28 de diciembre de 2022, cuando le vio con vida por última vez: «Benedicto estaba acostado en la cama. Seguía consciente, pero no conseguía hablar. Me miraba, me apretaba la mano, entendía lo que yo le decía, pero no lograba articular palabra. Estuve un rato con él así, lo miraba y le tomaba la mano. Recuerdo perfectamente sus ojos claros… Le dije unas palabras con cariño y lo bendije. De esta forma, nos despedimos».

En cuanto a la continuidad entre los pontificados, Francisco dijo: «Lo que veo en los últimos papas… es que el que siguió siempre marcó continuidad, continuidad y diferencia», porque «dentro de la continuidad, cada uno aportó su carisma personal… siempre hay continuidad, no ruptura».

Francisco también relató un caso concreto en el que fue defendido por Benedicto XVI. «Tuve una entrevista muy bella con él cuando unos cardenales fueron a verle extrañados por mis palabras sobre el matrimonio, y él fue clarísimo con ellos. Un día se presentaron en su casa para hacerme prácticamente un proceso y me acusaron ante él de que yo promovía el matrimonio homosexual. Benedicto no se agitó, porque sabía perfectamente lo que yo pienso. Los escuchó a todos, uno a uno. Los calmó y les explicó todo. Fue una vez que mencioné que, como el matrimonio es un sacramento, no puede administrarse a parejas homosexuales, pero que, de alguna manera, había que dar alguna garantía o una protección civil a la situación de estas parejas. Dije que en Francia existe la fórmula de las “uniones civiles”, que, a primera vista, puede ser una buena opción, pues no se limita al matrimonio. Por ejemplo —pensaba—, se pueden acoger a ella tres ancianas jubiladas que pueden compartir servicios de salud, herencia, vivienda, etcétera. Quisiera decir que me parecía una fórmula interesante. Algunos fueron a decirle a Benedicto que yo estaba diciendo herejías. Él los escuchó y, con mucha altura, los ayudo a distinguir las cosas… Les dijo: “Esto no es una herejía”. ¡Cómo me defendió!… Él siempre me defendió».

El Papa también respondió a la pregunta del periodista sobre los libros publicados en concomitancia con la muerte del Papa emérito. Francisco respondió: «Me afecta con una gran pena: que el día del sepelio se publique un libro que pone de vuelta y media, contando cosas que no son verdad, es muy triste. Por supuesto que no afecta en el sentido de que no me condiciona. Pero sí que me dolió que se usara a Benedicto. El libro salió publicado el día del entierro, eso lo viví como una falta de nobleza y de humanidad».

Finalmente, el Papa reveló a Javier Martínez-Brocal que ya había ordenado una revisión del funeral papal, explicando que el velatorio de Benedicto XVI fue el último con el cuerpo del Papa fuera del ataúd y del catafalco con almohadones. Los Papas «sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia. Con dignidad, como cualquier cristiano»

dando testimonio

El Papa Francisco en su alocución previa al rezo mariano del Regina Coeli nos invita a alimentar la alegría de la Resurrección, encontrando a Cristo en la Eucaristía, en su perdón, en la oración y en la caridad vivida, anunciándolo y dando testimonio de esta alegría.

Patricia Ynestroza – Ciudad del Vaticano

El Papa Francisco en sus saludos después del rezo mariano del Regina Coeli, renovó sus augurios pascuales y agradeció a aquellos que le han enviado mensajes de cercanía y oración; deseó asimismo, que les llegue el don de la paz del Señor Resucitado y que llegue allí donde hay más necesidad: a las poblaciones devastadas por la guerra, el hambre y cualquier forma de opresión.

Hoy lunes de la Octava de Pascua

“Hoy, lunes de la Octava de Pascua, el Evangelio (cf. Mt 28,8-15) nos muestra la alegría de las mujeres por la resurrección de Jesús: ellas, dice el texto, salieron del sepulcro con “gran alegría” y “fueron corriendo a contarlo a sus discípulos” (v. 8). Esta alegría, nacida del encuentro vivo con el Resucitado, es una emoción desbordante, que las impulsa a difundir y contar lo que han visto.”

Y nosotros dijo el Papa Francisco, desde nuestro bautismo, podemos celebrar la alegría de la Resurrección, podemos encontrar al Resucitado y Él, como a ellas, nos dice: “¡No teman!” Y si Jesús, vencedor del pecado, del miedo y de la muerte, nos dice que no temamos, entonces -nos anima el Papa a no tener miedo-, no nos aplanemos en una vida sin esperanza, no renunciemos a la alegría de la Pascua.

Al contrario, animó, alimentemos la alegría de Jesús, que es el motor de la vida. Y esta alegría -nos confió el Pontífice- la podemos alimentar día a día, encontrando al Resucitado, porque Él es la fuente de una alegría que nunca se extingue. Lo encontramos en la Eucaristía, en su perdón, en la oración y en la caridad vivida, anunciándolo, dando testimonio. Anunciemos esta alegría, exaltó Francisco, dando testimonio de ella. Porque la alegría, cuando se comparte, aumenta.

La alegría de compartir la Resurrección

Compartir la alegría es una experiencia maravillosa, que aprendemos desde muy pequeños: pensemos -dijo el Papa- en un niño que obtiene una buena calificación en la escuela y no ve la hora de mostrársela a sus padres, o en un joven que logra su primer éxito deportivo, o en una familia en la que nace un hijo. Intentemos recordar, cada uno de nosotros, un momento tan feliz que incluso nos costó expresarlo con palabras, ¡pero que quisimos contar enseguida a todo el mundo!

Aquí, las mujeres, en la mañana de Pascua, experimentan esto, pero de una manera mucho mayor. ¿Por qué? Porque la resurrección de Jesús no es sólo una noticia maravillosa o el final feliz de una historia, sino algo que cambia nuestras vidas por completo y para siempre.

“Es la victoria de la vida sobre la muerte, de la esperanza sobre el desánimo. Jesús ha traspasado la oscuridad de la tumba y vive para siempre: su presencia puede llenar todo de luz. Con Él cada día se convierte en la etapa de un viaje eterno, cada “hoy” puede esperar un “mañana”, cada final un nuevo comienzo, cada instante se proyecta más allá de los límites del tiempo, hacia la eternidad”.

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