(RV).- Jesús está en camino con sus discÃpulos hacia Jerusalén porque “se cumplÃan los dÃas en que habrÃa sido elevado en altoâ€. Se trata del inicio del Evangelio propuesto por la liturgia del dÃa que refiere el aproximarse del momento de la pasión y de la cruz, ante el cual – como destacó el Papa –  en su homilÃa de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el primer martes de octubre – Jesús realiza dos acciones: “Toma la firme decisión de ponerse en caminoâ€; de manera que acepta la voluntad del Padre y va adelante; y después, “anuncia esto a sus discÃpulosâ€.
“Sólo una vez†– recordó Francisco – se permitió pedir al Padre que alejara un poco esta cruz: ‘Padre –en el Huerto de los Olivos – si es posible, aleja de mà este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya’. Obediente: lo que el Padre quiere. Decidido y obediente y nada más. Y asÃ, hasta el final. El Señor entra en la paciencia… Entra en la paciencia. Es un ejemplo de camino, no sólo morir sufriendo en la cruz, sino caminar en la pacienciaâ€.
Sin embargo, ante esta decisión, y con la perspectiva del camino hacia Jerusalén y hacia la cruz, los discÃpulos no siguen a su Maestro, tal como lo relatan diversas páginas de los Evangelios que citó el Santo Padre. A veces los discÃpulos “no entendÃan lo que querÃa decir o no querÃan entender, porque estaban asustadosâ€; mientras otras veces “escondÃan la verdad†o se distraÃan haciendo “cosas alienantesâ€; o, como se lee en el Evangelio, “buscaban una coartada para no pensar†en lo que le esperaba al Señor.
“Y Jesús solo. No estaba acompañado en esta decisión porque nadie comprendÃa el misterio de Jesús. La soledad de Jesús en el camino hacia Jerusalén: solo. Y esto, hasta el final. Pensemos después en el abandono de los discÃpulos, en la traición de Pedro… Solo. El Evangelio nos dice que se le apareció sólo un ángel del cielo para confortarlo en el Huerto de los Olivos. Sólo aquella compañÃa. Soloâ€.
Vale la pena – y fue ésta la sugerencia final del Papa, “tomarse un poco de tiempo para pensar†en Jesús que “tanto nos ha amadoâ€, “que ha caminado solo hacia la cruz†en medio de la incomprensión de los suyos. “Pensarâ€, “verâ€, “agradecer†a Jesús, obediente y valiente, y “realizar un coloquio con Élâ€. Y Francisco sugirió las palabras con las que hacerlo:
“¿Cuántas veces yo trato de hacer tantas cosas y no miro, lo que Tú has hecho por mÃ? ¿Tú que has entrado en la paciencia – el hombre paciente, Dios paciente – que con tanta paciencia toleras mis pecados, mis fracasos? Y hablar con Jesús asÃ. Él siempre está decidido a ir adelante, poner el rostro, y nosotros debemos agradecérselo. Transcurramos hoy un poco de tiempo, poco minutos – cinco, diez, quince – ante  el Crucifijo, tal vez, o con la imaginación ver a Jesús caminando decididamente hacia Jerusalén, y pedir la gracia de tener el coraje de seguirlo desde cercaâ€.
(MarÃa Fernanda Bernasconi – RV).