Padre Ernesto Maria Caro – La fiesta de la “Conversión de San Pablo”

Padre Ernesto María Caro

La fiesta de la “Conversión de San Pablo”

La fiesta de la “Conversión de San Pablo”, nos recuerda el gran mandamiento de Jesús de evangelizar, pero al mismo tiempo, el hecho de que no se puede dar lo que no se tiene.
Si hoy en el mundo se vive un paganismo práctico, que lleva a la violencia, al robo, al atropello de los valores humanos, a la corrupción, es porque falta en muchos de los cristianos una conversión profunda. Sin embargo, usando las palabras del apóstol, nos ponemos a pensar: pero, ¿cómo creerán, si no hay quien les anuncie? Y cuando se les anuncia, ¿cómo creerán si la vida de los que predican no es conforme a lo que predican?
Un solo hombre comprometido y tocado profundamente por el amor de Dios, recorrió todo el mundo conocido, hablando de Aquél que había cambiado su vida. Fue así como el mundo pagano se convirtió a la luz y al amor de Cristo.
Déjate tocar por el amor de Dios, y responde con generosidad, siendo portador de ese amor en tu casa, tu empresa, o tu escuela. Recuerda que Dios te necesita.La fiesta de la “Conversión de San Pablo”, nos recuerda el gran mandamiento de Jesús de evangelizar, pero al mismo tiempo, el hecho de que no se puede dar lo que no se tiene.
Si hoy en el mundo se vive un paganismo práctico, que lleva a la violencia, al robo, al atropello de los valores humanos, a la corrupción, es porque falta en muchos de los cristianos una conversión profunda. Sin embargo, usando las palabras del apóstol, nos ponemos a pensar: pero, ¿cómo creerán, si no hay quien les anuncie? Y cuando se les anuncia, ¿cómo creerán si la vida de los que predican no es conforme a lo que predican?
Un solo hombre comprometido y tocado profundamente por el amor de Dios, recorrió todo el mundo conocido, hablando de Aquél que había cambiado su vida. Fue así como el mundo pagano se convirtió a la luz y al amor de Cristo.
Déjate tocar por el amor de Dios, y responde con generosidad, siendo portador de ese amor en tu casa, tu empresa, o tu escuela. Recuerda que Dios te necesita.

 

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