El Papa: No callar a las nuevas generaciones las verdades que dan sentido a la vida

“Callar las verdades sobre Dios por respeto a los que no creen, sería, en el campo de la educación, como quemar libros por respeto a los que no piensan, borrar obras de arte por respeto a los que no ven, o música por respeto a los que no oyen”. Palabras del Papa en el encuentro con los participantes en la conferencia internacional sobre las “Líneas de Desarrollo del Pacto Educativo Global”.

Aprender nosotros y ayudar a otros a aprender a vivir las crisis, porque las crisis son una oportunidad para crecer. Lo hizo presente el Papa Francisco a los participantes en el Congreso internacional dedicado a las “Líneas de Desarrollo del Pacto educativo Global”, recibidos en audiencia este 1º de junio. Explayándose en este concepto, el Santo Padre subrayó que las crisis “deben ser gestionadas para evitar que se conviertan en conflictos”. Las crisis “hacen crecer”, mientras que, en cambio, el conflicto “te cierra”.

Siempre las personas en el centro

Un modelo emblemático de cómo afrontar la crisis, según el Papa, lo ofrece la figura mitológica de Eneas, que, en medio de las llamas de la ciudad incendiada, carga sobre sus hombros a su anciano padre Anquises y lleva de la mano a su joven hijo Ascanio, poniendo ambos a salvo. “Eneas no se salva solo, sino con el padre que representa su historia y con el hijo que es su futuro”. Esta figura puede ser significativa para la misión de los educadores, llamados a custodiar el pasado y a acompañar los jóvenes pasos del futuro. Tres puntos destacó el Santo Padre sobre Eneas. En primer lugar, la centralidad de la persona:

Al dejar Troya, Eneas no se lleva consigo bienes, cosas -aparte de los ídolos de Penates- sino sólo al padre y al hijo. Las raíces y el futuro, las promesas. Esto nos recuerda que en cualquier proceso educativo debemos poner siempre a las personas en el centro y centrarnos en lo esencial, todo lo demás es secundario, pero sin dejar nunca las raíces ni la esperanza del futuro.

Creatividad en el respeto de las tradiciones

En segundo lugar, la importancia de “invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad”:

El anciano Anquises representa la tradición que debe ser respetada y preservada (…) Ascanio representa el mañana que hay que garantizar; Eneas es el que hace de “puente”, el que asegura el paso y la relación entre generaciones.  

La educación, de hecho, – añadió Francisco – está siempre enraizada en un pasado, pero no para detenerse ahí: ella apunta a “una proyectualidad a largo plazo”, donde lo antiguo y lo nuevo se unen en la composición de un nuevo humanismo. Existe sin embargo el peligro de ir hacia atrás. En la iglesia, principalmente, advirtió el Papa, ese ir hacia atrás “nos convierte en una secta”, que “cierra, que quita horizontes”. Hace “custodios de tradiciones”, pero de “tradiciones muertas”, mientras que “la verdadera tradición” es la que “se lleva adelante con los hijos”.

Custodiar y educar en el servicio

En tercer lugar, el Papa señaló lo fundamental de “educar en el servicio”:

Anquises y Ascanio, además de representar la tradición y el futuro, son también símbolos de los segmentos frágiles de la sociedad que hay que defender, rechazando la tentación del descarte, de la marginación. La cultura del descarte nos quiere hacer creer que cuando algo ya no funciona bien hay que tirarlo y cambiarlo. 

Es lo que se hace “con los bienes de consumo”, que acabamos haciendo hoy en día, también con las personas:

Por ejemplo, si un matrimonio ya no funciona, se lo cambia; si una amistad ya no es buena, se la corta; si un anciano ya no es autónomo, se lo descarta… En cambio, la fragilidad es sinónimo de preciosidad: los ancianos y los jóvenes son como jarrones delicados que hay que custodiar con cuidado. Ambos son frágiles.

No callar las verdades de Dios

Volviendo sobre las crisis, el Santo Padre Francisco concluyó su discurso afirmando que pueden convertirse en “un momento propicio” para evangelizar de nuevo el sentido del hombre, de la vida, del mundo; “para recuperar la centralidad de la persona como criatura que en Cristo es imagen y semejanza del Creador”. “No podemos callar a las nuevas generaciones las verdades que dan sentido a la vida”, aseveró, puesto que “callar las verdades sobre Dios por respeto a los que no creen, sería, en el campo de la educación, como quemar libros por respeto a los que no piensan, borrar obras de arte por respeto a los que no ven, o música por respeto a los que no oyen”.

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