Santa Sede: no oídos sordos a los gritos de los que no tienen comida ni medicinas

La profunda preocupación del Papa Francisco por la situación humanitaria en Siria vuelve en las palabras de Mons. Bernardito Auza, en la ONU en Nueva York. Esperada también la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos: el apoyo humanitario es vital, pero no puede sustituirlas. En cuanto a Yemen, destaca, se necesita coherencia

Debora Donnini – Ciudad del Vaticano

La cuestión palestina, Siria, Yemen, Irak. Bernardito Auza, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, intervino ayer en el debate abierto del Consejo de Seguridad sobre “Oriente Medio, incluida la cuestión de Palestina”. En resumen, Mons. Auza vuelve a invocar el camino del diálogo para una cultura de tolerancia y “convivencia pacífica” con el fin de reducir los problemas económicos, sociales, políticos y medioambientales que pesan sobre gran parte de la humanidad.

Israelíes-Palestinos: volver a las negociaciones

El apoyo humanitario sigue siendo vital para crear un ambiente propicio para las negociaciones entre israelíes y palestinos, pero no puede sustituirlas, señala Mons. Auza, y comienza su reflexión desde la “peligrosa escalada de violencia” en Gaza y en Cisjordania, destacada por el coordinador especial para el proceso de paz en Oriente Medio, Nickolay Mladenov. Un clima de desconfianza entre las partes que “puede convertirse rápidamente en actos violentos que ponen en peligro la vida de palestinos e israelíes inocentes”, señala. Para el representante ante la ONU, por tanto, este “debate abierto” debe “conducir a la acción” y no quedarse en un mero comentario sobre los obstáculos “a la consecución de la tan buscada solución de los dos Estados dentro de las fronteras reconocidas internacionalmente”.

Mons. Auza recuerda el compromiso de la comunidad internacional mediante donaciones que, a través del UNRWA, garantizan servicios básicos a los refugiados palestinos, pero que no pueden sustituir las negociaciones. “Una importante contribución que los Estados Miembros pueden hacer en este momento  – afirma – es alentar a las partes a volver a la mesa de negociaciones y ofrecerles el espacio y los recursos necesarios para comprometerse a dialogar como protagonistas de su propio futuro pacífico, uno al lado del otro”.

Siria: respeto del derecho humanitario

En Siria, en particular en algunas zonas todavía inestables, el riesgo de una “peor crisis humanitaria sigue siendo alto”.  “No podemos permanecer sordos a los gritos de quienes carecen de alimentos, atención médica y educación, o de los huérfanos, las viudas y los heridos”, dice Mons. Auza refiriéndose a la “profunda preocupación” por la situación humanitaria en Siria, expresada por el Papa Francisco en la carta enviada el pasado lunes al Presidente Assad. Una preocupación que se refiere en particular a las “dramáticas condiciones de la población civil de Idlib”, donde continúan las incursiones aéreas. El Papa, recuerda el representante de la Santa Sede, ha renovado su llamamiento a la protección y al respeto del derecho humanitario.

Yemen, coherencia sobre la venta de armas

Y también Yemen, cuya la situación humanitaria es motivo de profunda preocupación. Mons. Auza reconoce el paso necesario de la Resolución 2481 adoptada por las Naciones Unidas el 15 de julio con vistas al fortalecimiento del cese del fuego y del acceso a los suministros. Al mismo tiempo, sin embargo, espera “coherencia” preguntándose cómo se puede “hacer llamamientos elocuentes a favor de la paz en Oriente Medio e incluso participar en la acciones humanitarias, permitiendo la venta de armas en la región”.

Soluciones pacíficas en la región del Golfo

Por último, la mirada  se dirige a Irak, que ofrece “una cierta esperanza de avanzar hacia la reconciliación y la reconstrucción” tras los incalificables crímenes que el llamado Estado islámico ha infligido a la población y, en particular, a las minorías religiosas y étnicas. Además, es esencial que la comunidad internacional siga alentando y buscando todas las oportunidades posibles para negociaciones y soluciones pacíficas a las crisis actuales en la región del Golfo.

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