Durante el Ãngelus del segundo domingo de junio, el Santo Padre expuso el Evangelio del dÃa, en el que Jesús tuvo que enfrentar dos tipos de malentendidos – el de los Escribas y el de sus propios familiares – para advertir de la malicia con la que, de forma premeditada, uno quiere destruir la buena reputación del otro.
“Jesús reacciona con palabras fuertes y claras†asegura el Papa, porque esos escribas, quizás sin darse cuenta, “están cayendo en el pecado más grave: negar y blasfemar el Amor de Dios que está presente y obra en Jesúsâ€. Y la blasfemia – señaló – el pecado contra el EspÃritu Santo: es el único pecado imperdonable, dice Jesús, “porque comienza desde el cierre del corazón a la misericordia de Dios que actúa en Jesúsâ€.
Estar atentos del “veneno mortal†de la envidia
Se trata de un episodio – afirmó el Santo Padre – que contiene una advertencia que nos sirve a todos: “puede suceder que una envidia fuerte por la bondad y por las buenas obras de una persona pueda llevar a acusarlo falsamente†y aquà hay un verdadero “veneno mortalâ€: “la malicia con la que, de forma premeditada, uno quiere destruir la buena reputación del otro†aseguró Francisco, pidiendo entre exclamaciones que Dios nos libre de esta terrible tentación y que nos confesemos inmediatamente en el sacramento de la Penitencia “si al examinar nuestra conciencia, nos damos cuenta de que esta hierba maligna está brotando dentro de nosotrosâ€, antes de que se desarrolle y produzca sus efectos malvados, los cuales son – dijo Francisco – “incurables”. “Tenga cuidado, porque esta actitud destruye familias, amistades, comunidades e incluso la sociedad” puntualizó.
Aunque el Evangelio de hoy también habla de otro malentendido – dijo el Papa – el de los propios miembros de su familia, quienes estaban preocupados porque su nueva vida itinerante les parecÃa una locura.
Acoger la palabra de Jesús nos hace hermanos
Jesús se mostró tan disponible para las personas, especialmente para los enfermos y pecadores, hasta el punto de que ya ni siquiera tuvo tiempo para comer. Tras ver esto, su familia decide traerlo de regreso a Nazaret. Llegan al lugar donde Jesús está predicando y lo envÃan a llamar. Le dicen: “Mira, tu madre, tus hermanos y hermanas están afuera y te buscan” y él responde: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”, y mirando a las personas que le rodeaban para escucharlo, agrega: “¡He aquà mi madre y mis hermanos! Porque el que hace la voluntad de Dios, él es hermano, hermana y madre para mÃ.
Jesús – agrega el Papa – “ha formado una nueva familia, que ya no se basa en vÃnculos naturales, sino en la fe en él, en su amor que nos acoge y nos une entre nosotros, en el EspÃritu Santo†y la respuesta de Jesús “no es una falta de respeto por su madre y su familia†dice Francisco, de hecho, “para MarÃa es el mayor reconocimiento, porque ella es la discÃpula perfecta que ha obedecido la voluntad de Dios en todoâ€.
Es por ello, explica, que acoger la palabra de Jesús “nos hace hermanos entre nosotros y nos hace ser la familia de Jesús”. Por el contrario, “hablar de los demás y destruir su fama, nos hace la familia del diablo”.
El Papa recuerda la Beatificación de Adela de Batz y pide por el pueblo coreano
Por último, el Papa Francisco pidió “que la Virgen Madre nos ayude a vivir en comunión con Jesús, reconociendo la obra del EspÃritu Santo actuando en Él y en la Iglesia y regenerando el mundo a una nueva vidaâ€.
También aprovechó para enviar un particular recuerdo al “amado pueblo coreano†en la amistad y la oración y expresó su deseo de que las conversaciones que tendrán lugar en los próximos dÃas en Singapur “puedan contribuir al desarrollo de un camino positivo, que garantice un futuro pacÃfico para la PenÃnsula de Corea y para todo el mundo†y recordó la beatificación de Adela de Batz de Trenquelléon – fundadora de las Hijas de MarÃa Inmaculada, llamadas marianistas – que ha tenido lugar hoy en Agen, Francia.