De MarÃa Fernanda Bernasconi
La colonización cultural e ideológica no tolera las diferencias y hace todo igual terminando por perseguir a los creyentes. Lo subrayó el Papa Francisco en su homilÃa de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el tercer martes de noviembre. El PontÃfice centró su reflexión en el martirio de Eleazar, que narra el libro de los Macabeos propuesto por la Primera Lectura (6,18-31).
El Santo Padre afirmó que existen tres tipos principales de persecuciones: una persecución sólo religiosa, otra polÃtico-religiosa como por ejemplo  – dijo Francisco – la “Guerra de los treinta años†o la “noche de San Bartoloméâ€, y una tercera persecución de tipo puramente “culturalâ€, es decir, cuando llega “una nueva cultura que quiere hacer todo nuevo y barre con todas las tradiciones, la historia, e incluso la religión de un puebloâ€. Este último tipo de persecuciones es la que encuentra Eleazar, condenado a morir por fidelidad a Dios.
El Papa recordó que el dÃa anterior habÃa iniciado el relato de esta persecución cultural, en la que algunos miembros del pueblo, viendo el poder y la magnÃfica belleza de AntÃoco EpÃfanes, habÃan pensado en aliarse para ser modernos y perdieron. De manera que este pueblo que creció en torno a la Ley del Señor, hace entrar una nueva cultura, “nuevas institucionesâ€, que barren todo: “cultura, religión y leyâ€. “Todo nuevoâ€, la “modernidad†es una verdadera colonización ideológica – subrayó el Papa –  que quiere imponer al pueblo de Israel “esta costumbre únicaâ€, en base a la cual todo se hace asà y hay libertad para otras cosas. Y algunos aceptaron porque les parecÃa una cosa buena, para ser como los demás, y asà se eliminan las tradiciones y el pueblo comienza a vivir de un modo diverso.
Para defender las “verdaderas tradiciones†del pueblo, nacen algunas resistencias, como la de Eleazar, hombre digno, muy respetado. Precisamente el Libro de los Macabeos relata la historia de estos mártires, de estos héroes. Una persecución nacida a partir de una colonización ideológica y siempre va adelante asÃ: destruye, “hace todo igual, no es capaz de tolerar las diferenciasâ€.
“RaÃz perversa†fue la palabra clave que evidenció el Papa, es decir, AntÃoco EpÃfanes: una raÃz que viene hecha entrar para hacer crecer en el pueblo de Dios “junto al poder†estos hábitos “nuevos, paganos, mundanosâ€.
Las colonizaciones ideológicas y culturales sólo ven el presente, reniegan el pasado y no ven el futuro
“Y éste es el camino de las colonizaciones culturales que terminan persiguiendo también a los creyentes. No debemos ir demasiado lejos para ver algunos ejemplos: pensemos en los genocidios del siglo pasado, que era una cosa cultural, nueva: “Todos iguales y éstos que no tienen la sangre pura, afuera, y éstosâ€â€¦ Todos iguales. No hay lugar para las diferencias, no hay lugar para los demás, no hay lugar para Dios. Es la raÃz perversa. Ante estas colonizaciones culturales que nacen de la perversidad de una raÃz ideológica, Eleazar, él mismo se hace raÃzâ€.
El PontÃfice prosiguió explicando que lo que habÃa llegado del reino de AntÃoco, era una novedad y que las novedades no son todas malas, basta pensar en el Evangelio, en Jesús, que es una novedad, si bien Franciscoadvirtió que hay que saber distinguir:
Es necesario discernir las novedades
“Es necesario discernir las novedades. ¿Esta novedad es del Señor, viene del EspÃritu Santo, viene de la raÃz de Dios o esta novedad viene de una raÃz perversa? Antes, sÃ, era pecado. No se podÃa matar a los niños; pero hoy se puede, no hay tanto problema, es una novedad perversa. Ayer, las diferencias eran claras, como ha hecho Dios, la creación se respetaba; pero hoy somos un poco modernos… tú haces… tú entiendes… las cosas no son tan diferentes… y se hace una mescolanza de cosasâ€.
En cambio – dijo el Papa Bergoglio al concluir – la novedad de Dios jamás “hace una negociaciónâ€, sino que hace crecer y mira al futuro:
“Las colonizaciones ideológicas y culturales sólo ven el presente, reniegan el pasado y no ven el futuro. Viven en el momento, no en el tiempo, y por esto no pueden prometernos nada. Y con esta actitud de que todos sean iguales y borrar las diferencias cometen el pecado malÃsimo de la blasfemia contra Dios creador. Cada vez que se produce una colonización cultural e ideológica se peca contra Dios creador porque se quiere cambiar la Creación como la ha hecho Él. Y contra este hecho que a lo largo de la historia ha sucedido tantas veces hay sólo una medicina: el testimonio, es decir, el martirioâ€.
Francisco terminó deseando que el ejemplo de Eleazar “nos ayude en los momentos, tal vez, de confusión, ante las colonizaciones culturales y espirituales que se nos proponenâ€.