«TodavÃa estaban ellos hablando acerca de esto, cuando Jesús mismo se puso en medio de ellos y les dijo: ―Paz a ustedes. Aterrorizados, creyeron que veÃan a un espÃritu. ―¿Por qué se asustan tanto? —les preguntó—. ¿Por qué les vienen dudas? Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espÃritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acababan de creerlo a causa de la alegrÃa y del asombro, les preguntó: ―¿Tienen aquà algo de comer?»(Luc 24, 36-41)
(RV).- En la catequesis del miércoles 4 de octubre de 2017 el Santo Padre Francisco realizó su catequesis a partir de la reflexión del capÃtulo 24 del Evangelio según san Lucas, versÃculos 36 al 41. A continuación el resumen que pronunció en español:
Queridos hermanos:
Octubre es un mes que la Iglesia dedica especialmente a la misión, por eso esta catequesis lleva por tÃtulo: “Misioneros de esperanza hoyâ€. El núcleo de la fe cristiana es la resurrección de Jesús, por eso el cristiano no puede ser un profeta de desgracias. A través del EspÃritu Santo, Jesús nos hace renacer a una vida nueva que debemos anunciar a los demás no sólo de palabra, sino con la vida. Jesús quiere testigos, personas que difundan esperanza con su modo de acoger, de sonreÃr, y sobre todo de amar. Porque la fuerza de la resurrección hace que los cristianos seamos capaces de amar allà donde parece que ya no hay motivo para amar, y de abrir espacios de salvación allà donde parece que todo está humanamente perdido. El cristiano por eso no se deja llevar del desánimo o de la queja, ya que gracias a la resurrección está convencido de que no hay ningún mal que sea infinito, ninguna noche que sea eterna, ningún hombre que no pueda cambiar, ningún odio que no se pueda vencer con amor.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Pidamos a Jesús, por intercesión de la Virgen MarÃa y de san Francisco de AsÃs, que sepamos difundir siempre a nuestro alrededor semillas de esperanza y de amor. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.
(Radio Vaticano)