El Papa a los Mequitaristas: sigan iluminando al pueblo armenio

María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano

El Delegado Pontificio para la Congregación Armenia Mequitarista, Mons. Boghos Levon Boghos Zékiyan, agradeció ayer al Cardenal Leonardo Sandri la Carta pontificia firmada por Francisco el pasado 5 de septiembre con motivo del tercer centenario de su fundación.

Momento importante de su historia

El Pontífice saluda cordialmente a esta Congregación y destaca la celebración de este momento importante de su historia en que se recuerda con gratitud la llegada del Abad Mequitar de Sebastea al monasterio de San Lázaro, en la fiesta de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María, elegida como símbolo y prenda por la asistencia de la Madre de Dios. Y afirma que este aniversario permite elevar el agradecimiento al Señor por su abundante efusión de gracias y carismas con que ha colmado a lo largo de los siglos a sus numerosos miembros que se han caracterizado por su vida religiosa vivida fielmente y en ocasiones también testimoniada heroicamente con el supremo sacrificio del martirio.

Tras destacar la figura de venerable Mequitar, a quien su predecesor Pío XII incluyó entre los grandes reformadores de la vida monástica en las Iglesias de Oriente, el Papa Bergoglio evoca dos elementos de especial valor.

Humanismo teológico armenio y apertura ecuménica

En primer lugar, la tradición del humanismo teológico armenio, inspirado en el lema de San Nersés de Lambron, según el cual “el amor por el estudio es por sí mismo amor de Dios”; y la profética apertura ecuménica implícita en la espiritualidad mequitarista. De este último aspecto el Obispo de Roma alude a la consigna, cual don benéfico para el camino ecuménico, que hoy se revela cada vez más como un signo de los tiempos para secundar la petición del Señor a sus discípulos de “ser una sola cosa”.

Ayuda y apoyo de la Santa Sede

En cuanto a las incomprensiones y dificultades que Mequitar y la Congregación superaron con la gracia de Dios  el Pontífice escribe que la Santa Sede – que ha mirado siempre con respeto y atención al fundador y a sus hijos – ha estado y se encuentra a su lado en esta delicada transición, ofreciendo todo tipo de ayuda y apoyo.

También recuerda que la identidad mequitarista consiste en ser ante todo monjes, personas consagradas totalmente a Dios, y que se trata de una vocación irrealizable sin una comunión real con sus hermanos y sin la asunción total, íntegra y gozosa de los votos de pobreza, castidad y obediencia, fuente evangélica de verdadera renovación y garantía segura en las fatigas de hoy.

Por último, el Santo Padre une su oración al himno de agradecimiento por sus más de trescientos años de historia bendita, y les imparte su bendición apostólica a la vez que pide, por él, su recuerdo constante en la oración.

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