“Nos hemos reunido los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile y administradores apostólicos en una asamblea plenaria extraordinaria, para abordar la situación que vive la Iglesia Católica en el paÃs, particularmente a raÃz de los graves casos de abuso cometidos por personal consagradoâ€: asà inicia la declaración, al término de su 116ª Asamblea Plenaria Extraordinaria, de los obispos de la CECh, emitida en Punta de Tralca, este 3 de agosto de 2018.
“Queremos reconocer humildemente que hemos falladoâ€
Tras referir la labor de diálogo que han realizado en las diócesis en este tiempo “de escucha, oración y discernimiento”, los prelados reconocen humildemente haber fallado a su deber de pastores al “no escuchar, creer, atender o acompañar a las vÃctimas de graves pecados e injusticias cometidas por sacerdotes y religiososâ€. “A veces no reaccionamos a tiempo ante los dolorosos abusos sexuales, de poder y de autoridad y, por ello, pedimos perdón en primer lugar a las vÃctimas y sobrevivientesâ€, escriben.
Asimismo expresan su arrepentimiento “ante quienes han acompañado a las vÃctimas, a sus familias, a quienes han realizado responsablemente esfuerzos por buscar la verdad, la justicia, la reparación y la purificación, y a los cientos de consagrados y laicos que diariamente dan testimonio del amor, la misericordia y la redención de Cristo y que se ven afectados en su ministerio por causa de los errores, pecados y delitos cometidosâ€, y reconocen que no siempre han sabido acoger en todas las instancias eclesiales las orientaciones del Consejo Nacional de Prevención para abordar oportunamente los casos de abuso sexual.
“Nuestras faltas u omisiones han causado dolor y perplejidad, han afectado la comunión eclesial y han dificultado la conversión y minado la esperanzaâ€.
“De ningún modo hemos querido causar ni agravar el daño producidoâ€
Manifiestan luego que de ninguna manera han querido causar ni agravar el daño producido y que “mirado en una perspectiva del tiempo, algunos de nosotros pudimos ser más activos y atentos al dolor sufrido por las vÃctimas, familiares y la comunidad eclesialâ€.
En la segunda parte de la declaración se dan a conocer las decisiones y compromisos tomados. Entre las decisiones, en primer lugar se encuentra la futura inclusión de un Anexo a las LÃneas GuÃa “Cuidado y Esperanzaâ€Â relativo a la plena voluntad de colaborar con el Ministerio Público en la entrega de los antecedentes sobre abuso sexual a menores de edad, resguardando los nombres de denunciantes y vÃctimas que expresamente soliciten reserva de su identidad, el cual será dado a conocer apenas se formalice el acuerdo de colaboración con la FiscalÃa Nacional que trabaja un equipo jurÃdico en representación de la Conferencia Episcopal de Chile.
Públicas las investigaciones previas sobre presunto abuso
A partir de dicha fecha, explican luego los obispos, “daremos a conocer públicamente toda investigación previa sobre presunto abuso sexual de menores de edad realizada en nuestras jurisdiccionesâ€.
Entre las decisiones subsiguientes, está aquella de recabar información actualizada sobre la cantidad de investigaciones previas y procesos penales en curso en el paÃs, la creación de un Departamento de Prevención de Abusos para ejecutar las orientaciones del Consejo Nacional, y la reposición de los nombres de clérigos con sentencias definitivas civiles y canónicas por abuso de menores de edad en el sitio web del Consejo www.iglesia.cl/prevenirabusos.
La prescripción legal de los delitos de abuso
Entre los compromisos asumidos está aquel de incrementar su propia disponibilidad para encontrar personalmente a las vÃctimas de abusos cometidos por clérigos, para, dicen, “acogerles, escucharles”, y ponerse junto con los equipos de acogida “a su disposición para todo cuanto ayude a sanar las heridasâ€. Un signo que solicitan también realicen los superiores de institutos de vida consagrada.
Por otra parte se comprometen a la elaboración de un “protocolo de buen tratoâ€Â que buscará fomentar relaciones basadas en el respeto por la dignidad de la persona, en ambientes parroquiales, comunitarios y educativos, especialmente dirigido a quienes ejercen cargos de autoridad, responsabilidades directivas y a quienes atienden a personas, y de un “código de comportamiento para los ministros ordenadosâ€. Ambos instrumentos se darán a conocer en abril de 2019.
Los obispos se comprometen a “hacer una mirada autocrÃtica de los aspectos estructurales de nuestras diócesis que permitieron la ocurrencia y perpetuación del abuso en la iglesia para que estos hechos nunca más se vuelvan a repetirâ€, y manifiestan valorar la voluntad de “estudiar los plazos de prescripción legal de los diversos delitos de abuso sexual de menores contenidos en la legislación estatal, de manera que el paso del tiempo no inhiba la posibilidad de sancionar tales ilÃcitos y de proceder a los procesos de reparación en sus diversos aspectosâ€.
El Estado cuente con los obispos para velar sobre menores
Por último aseguran saber que las decisiones y compromisos a corto y mediano plazo anunciadas “no solucionan, por sà solos, el dramático flagelo del abuso en nuestra Iglesia, y las complejas causas y raÃces del mismoâ€, y aseveran que “a cada obispo y superior religioso corresponde enmendar, perfeccionar y dar las adecuadas garantÃas, respecto de sus jurisdiccionesâ€.
“A todos los bautizados y bautizadas que conformamos el pueblo de Dios – cercioran – nos corresponde ejercer nuestra corresponsabilidad en la misión de la Iglesia, con una actitud adulta y crÃtica en la construcción del tejido comunitarioâ€, como de igual modo “las instancias del Estado, judiciales, polÃticas y socialesâ€, están llamadas a cumplir con la misión “de velar por el cuidado de niños, niñas y adolescentes y de buscar legislaciones más adecuadas para castigar el abuso y promover su prevenciónâ€. “Desde la Iglesia, – se lee en la declaración – cuentan con toda nuestra disposiciónâ€.
CercanÃa a los laicos/as, religiosos/as, diáconos y sacerdotes
En la conclusión los Obispos expresan su cercanÃa a todos los hombres y mujeres laicos, religiosas y religiosos, diáconos y sacerdotes que viven la conmoción por estos graves y contradictorios episodios, quienes no “han dejado de anunciar su fe en Cristo ni de servir a los demás en la comunión de la Iglesiaâ€.