Emanuela Campanile – Ciudad del Vaticano
Mons. Francisco Cacucci, arzobispo de Bari-Bitonto, explica a Vatican News por qué el encuentro ecuménico de reflexión y oración por la Paz en Oriente Medio del 7 de julio próximo es un “don de respiro universal y con una valencia histórica aún más excepcionalâ€. Un evento eclesial, subraya el prelado, “auténticamente ecuménicoâ€:
Me refiero a la capacidad de conjugar la visión ecuménica entre las Iglesias cristianas y la atención particular al Oriente Medio, para invocar la paz, pero también para ser cercanos a nuestros hermanos cristianos que viven en el sufrimiento. Y no sólo a nuestros hermanos cristianos. Se trata, es decir, de pasar de una visión que, si bien encomiable, está ligada a nuestra Iglesia y al mundo católico, para tener un respiro auténticamente ecuménico.
La ciudad de Bari, en la cotidianeidad, en la sencillez de los gestos de cada dÃa, ¿cómo vive este respiro ecuménico?
SerÃa suficiente venir el domingo por la mañana aquÃ, a la vieja Bari, para admirar los vestidos coloridos que usan los fieles de las diversas comunidades cristianas. Pienso en los etÃopes, los eritreos – entre otros, los georgianos que celebran  su liturgia en las Iglesias de la Bari vieja, en nuestras iglesias católicas que yo he querido poner a disposición y ofrecer a estos hermanos. Cuando en diciembre de 2016, Bartolomé I vino a Bari, ofrecimos una Iglesia dedicada al Sagrado corazón en el centro de la ciudad.
Además de su propia historia de “Puerta de Orienteâ€, el impulso hacia una cultura ecuménica fue impresa en Bari tras el Concilio Vaticano II…
El camino ecuménico no es un camino que se improvisa. Subrayo siempre que, inmediatamente después del Concilio Vaticano II, monseñor Nicodemo, el arzobispo de entonces, a su regreso del Concilio abrió la cripta de San Nicolás a los ortodoxos con una pequeña capilla con iconostasio dedicada a ellos. Fue el primer acto de ese tipo a nivel mundial. Y asÃ, el camino continuó a través de un diálogo constante con las otras confesiones cristianas pero, sobre todo, con el mundo oriental que continuamente viene aquà a San Nicolás para venerar las reliquias del taumaturgo. Se subraya mucho la presencia del mundo ruso, pero me gustarÃa decir que no es sólo el mundo ruso, sino todo el mundo oriental. Además, también hay muchos evangélicos, la Iglesia Anglicana y otras Iglesias Evangélicas.
¿Qué tipo de relación existe entre las comunidades?
Las otras comunidades estarán presentes y vivirán con gran participación este evento del 7 de julio. Nosotros tenemos encuentros constantes con los hermanos de las otras confesiones: es una espera coral. En un encuentro que tuve con los delegados del ecumenismo de las diversas diócesis de Apulia, capté esta espera y esta participación, porque no es un evento que concierne solo a la Iglesia local de Bari sino a toda la Región.
Como arzobispo de Bari-Bitonto, en modo personal ¿se siente interpelado?
Creo que es un don. Fui ordenado obispo hace 31 años durante una sesión de la Comisión Mixta Católico-Ortodoxa celebrada en Bari con el Cardenal Willebrands y el Metropolitano de Melbourne, Stylianos. Estaban presentes los principales lÃderes de la Iglesia Católica y de las Iglesias Ortodoxas. Aquel evento marcó mi vida, por lo que siempre he vivido a la luz de San Nicolás, que es el santo de la unidad y, lo enfatizo, no sólo de la unidad entre católicos y ortodoxos, sino también con las Iglesias evangélicas. La elección de Bari fue una decisión del Papa que recibà con gratitud y con inquietud.