Cristo vivo nos precede en los necesitados: Vigilia Pascual en el Santo Sepulcro

Ciudad del Vaticano

«Al morir, Él murió al pecado, una vez por todas; y ahora que vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús» (Rm 6,10) 

Vivimos en esta esperanza que es también una certeza: Cristo resucitado nos pide que acudamos a los que sufren en el mundo

«En esta Vigilia celebramos la fidelidad de Dios a la alianza y su perdón», reiteró  Mons. Pierbattista Pizzaballa, haciendo hincapié en que «a lo largo de los siglos, Dios no hace más que perdonar y reactivar su relación con el hombre, desde Adán, Abraham, hasta Jesús, Aquel que atravesando la muerte y el pecado, nos devuelve a aquella comunión plena, una vez por todas».

Cristo resucitado es nuestra esperanza nos precede,  en nuestros hermanos necesitados en todo el mundo, más allá del Sepulcro que está vacío

«La Esperanza no está aquí: es Él, que vive en el Padre y en toda criatura que tiene hambre y sed, que está desnuda, que no tiene techo, que está enfermo o encarcelado.

El Sepulcro nos lleva a un gesto de piedad, mientras el que vive nos pide que vayamos, que lo precedamos por doquier en el mundo».

Tenemos que salir de aquí y correr, para anunciar y testimoniar esta gran novedad: Cristo vive

Tras señalar que el cristianismo lee de forma completamente nueva la realidad del mundo y que se vuelve nuevo el que sabe acoger y donar amor, que sabe acoger a Cristo nuestra Pascua, Mons. Pizzaballa concluyó su homilía con este anhelo:

«Quisiera que esta Pascua nos haga este milagro. No que resuelva nuestros problemas humanos y resuelva nuestras pequeñas o grandes expectativas y esperanzas.

Probablemente, después de estas celebraciones el mundo se quedará exactamente como lo encontramos hace unos días. Quisiera tanto que esta Pascua nos haga capaces de esa mirada nueva sobre nosotros mismos y nuestras historias, la mirada de aquel que ha encontrado al Señor y su salvación».

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