El Papa en Santa Marta: La paciencia no es resignación

María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano

El Papa Francisco desarrolló su reflexión a partir de la Primera Lectura propuesta por la liturgia del día en la que el Apóstol Santiago escribe que “su fe, puesta a la prueba, produce paciencia”.

La paciencia no es resignación o derrota

Pero ¿qué  significa ser pacientes en la vida y ante las pruebas? Ciertamente no es fácil comprenderlo, observó el Papa, haciendo una distinción entre la paciencia cristiana y la “resignación” y la actitud de la “derrota”, mostrándola en cambio como la “virtud” de “quien está en camino”, no de quien está “detenido” y “cerrado”:

“Y cuando se va por el camino suceden tantas cosas que no siempre son buenas. A mí me habla de la paciencia como virtud en camino la actitud de los padres cuando llega un hijo enfermo o minusválido, cuando nace así. ‘¡Pero gracias a Dios que está vivo!’: éstos son los pacientes. Y llevan durante toda la vida a ese hijo con amor, hasta el final. Y no es fácil llevar durante años, años y años a un hijo minusválido, a un hijo enfermo… Pero la alegría de tener a ese hijo les da la fuerza para ir adelante y esto es paciencia, no resignación: es decir, es la virtud que viene cuando uno está en camino”.

“ La paciencia cristiana no va por el camino de la derrota ”

El impaciente rechaza e ignora sus propios límites

El Papa Francisco se preguntó si hay alguna otra cosa que pueda enseñarnos la etimología de la palabra “paciencia”. Y dijo que su significado lleva consigo el sentido de la responsabilidad, porque el “paciente” – explicó – “no deja el sufrimiento, lo lleva consigo”, y lo hace “con gozo, regocijo, ‘perfecta alegría, como dice el Apóstol”:

“Paciencia significa ‘llevar consigo’ y no encomendar a otro que lleve el problema, que lleve la dificultad: ‘La llevo yo, ésta es mi dificultad, es mi problema. ¿Me hace sufrir? ¡Ciertamente! Pero lo llevo’. Llevarlo. Y también la paciencia es la sabiduría de saber dialogar con el límite. Hay tantos límites en la vida, pero el impaciente no los quiere, los ignora porque no sabe dialogar con los límites. Hay alguna fantasía de omnipotencia o de pereza, no sabemos… Pero no sabe”.

La paciencia de Dios acompaña y espera

Y la paciencia de la que habla Santiago – explicó el Papa Francisco – no es  un “consejo para los cristianos”. “Si miramos la historia de la Salvación” – prosiguió –  “podemos ver la paciencia de Dios, nuestro Padre”, que ha conducido y llevado adelante a su “pueblo testarudo” cada vez que “hacía un ídolo e iba de una parte a la otra”. Y paciencia es también aquella que el Padre tiene con “cada uno de nosotros”, “acompañándonos” y “esperando nuestros tiempos”. Dios también ha enviado a su Hijo para que “entrara en paciencia”, “tomara su misión” y se ofreciera “con decisión” a la Pasión:

“Y aquí pienso en nuestros hermanos perseguidos en Oriente Medio, expulsados por ser cristianos… Y ellos están orgullosos de ser cristianos: han entrado en paciencia como el Señor ha entrado en paciencia. Con estas ideas, tal vez, podamos  rezar hoy, rezar por nuestro pueblo: ‘Señor, da a tu pueblo la paciencia para cargar con sus pruebas’. Y también rezar por nosotros. Tantas veces somos impacientes: cuando una cosa no va, regañamos… ‘Pero detente un poco’, piensa en la paciencia de Dios Padre, entra en paciencia como Jesús’. Es una bella virtud la paciencia. Pidámosla al Señor”.

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