Papa: recen y amen el rezo del Rosario para vivir en Cristo con María

El Papa Francisco exhortó a rezar el Rosario, en la última audiencia general del mes que la Iglesia dedica en especial al rezo con el que la Madre de Dios y Madre de la Iglesia nos ayuda con su intercesión materna.

Con el Rosario, la Virgen María nos acompaña para que Cristo obre en nuestra vida, nos consuela en el dolor, nos hace experimentar la cercanía de Dios también en las familias:

Ésta fue la recomendación del Santo Padre en su cordial saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:

«Al final del mes de octubre, deseo recomendar el rezo del Santo Rosario. Esta oración mariana sea para ustedes, queridos jóvenes, ocasión para penetrar profundamente en el misterio de Cristo que obra en nuestra vida; amen el Rosario, queridos enfermos, para que dé consolación y sentido a vuestros sufrimientos. Que para ustedes, queridos recién casados, se vuelva ocasión privilegiada para experimentar aquella intimidad espiritual con Dios que funda una nueva familia».

«Jesús, nuestro hermano y maestro, nos alienta a salir de nuestras casas para obrar el bien y Él lleva a cumplimiento lo que nosotros no logramos hacer»

Acogiendo con gran alegría a los numerosos peregrinos de tantas partes del mundo, el Obispo de Roma reiteró su aliento a confiar plenamente en la misericordia y ternura de Dios:

«Queridos hermanos y hermanas, concluyendo hoy nuestras reflexiones sobre la esperanza cristiana, dirijamos la mirada hacia el paraíso, donde – con los brazos abiertos – nos espera nuestro Padre celeste. Nos presentará Jesús misericordioso que, desde lo alto de la cruz, no cesa de prometer el paraíso a todo pecador arrepentido. A Él pidamos con esperanza: ‘Jesús acuérdate de nosotros…’

Queridos  amigos, la fe en la vida eterna nos impulsa a no temer los desafíos de esta vida presente, fortalecidos por la esperanza de la victoria de Cristo sobre la muerte.

El paraíso es la meta y el objetivo de nuestra existencia. Es el don que Dios nos ofrece, no por nuestros méritos, sino por la inmensidad de Su misericordia y de Su amor infinito; es el abrazo del Padre que nos espera para concedernos Su perdón y para devolvernos nuestra dignidad perdida a causa de nuestros pecados y de nuestro alejarnos de Él.

¡Que el Señor los bendiga y proteja del maligno!»

(CdM )

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